Ella

file_20170420102229Ella es mi primer amor, mujer de carácter diferente. A veces rubia, otras morena, un poco indiana y africana a la vez. En su sonrisa me inspiro todos los días, un niño que juega en algún potrero del alto Apure, un hombre que vuelve del trabajo en el metro, una mujer que ayuda en la resistencia. Así es ella, diversa y temperamental.

Hoy la veo oscura, un poco triste quizá. Parece no reconocerse en todo este caos, sus hijos al precio de una bala. Parece llorar, se le suben los colores a esos ojos de dulzura y brotan lágrimas, lágrimas de sal que escuecen en la cara. Sus calles parecen cargadas de un ambiente tenso; las barricadas, las sirenas y los murales corroboran este sentimiento.

Tiene hambre, famélica figura la que ostenta, ya no es aquella robusta mujer que todos pretendían. Le robaron aquellos que su amor le juraron, abjuraron de sus principios y se llenaron los bolsillos. Perros, llenaron de regalos a otras y se olvidaron de ella, pero ni la paciencia es eterna, ni el amor es para siempre.

Veo odio, veo división, brotan desde sus poros toda la irracionalidad, quizá porque está herida, quizá porque ya está harta. No quiere más hambre, miseria, inseguridad y corrupción. Quiere un horizonte de libertad, quiere vivir feliz, por eso lucha, para cambiar la realidad que tanto la agobia. Si bien, su piel está mellada por los perdigones, su nariz irritada y su paso cansado, no piensa abandonar la lucha que comenzó hace más de cien días. A veces las lágrimas se le escapan al ver a uno de sus hijos caer en el asfalto, llora desconsolada, pues le roban el futuro.

En su alma hay esperanza, en sus ojos seguridad, nadie le va a volverá a arrebatar su fuerza. Su cielo parece haberse teñido de ilusión, tiene claro su horizonte, ve lumbre dentro de tanta tiniebla. Ella sabe que su vida pende de un hilo, por eso decidió salir de nuevo a la calle, ponerse su casco tricolor y enfrentarse a sus captores. Sabe que el momento es ahora que, si bien, mañana no se acaba su mundo, no puede dejar pasar la oportunidad. Lucha porque nadie sino ella tiene que salir de esta. Su frente en alto, sus zapatos de tenis bien calzados y en el pecho el orgullo de ser venezolana.